miércoles, 2 de enero de 2013

SILENCIO

Ya me estoy cansando de este silencio, de esta eterna conversación hacia adentro. Mis palabras se están cansando de que las calle, que no valore su existencia. Ahí están, pegadas en las puntas de los dedos (como migajas de pan en los labios).

Empezaré por escribir palabras sueltas. Las de siempre, las que me persiguen todo el tiempo: árbol, nostalgia, luz, agua, viento.


CUESTIÓN DE GRAMÁTICA


Las palabras son tan poderosas que si uno dice playa, es como si dibujara el mar y el sol en un instante. Las palabras son tan peligrosas que si uno maldice un hada muere en mitad del bosque. Las palabras son tan pegajosas que si te pones nervioso, se te quedan pegadas en la punta de la lengua. Las palabras son algo tan serio que si uno dice amén, Dios baja desde el cielo y nos da la mano.

¿Será por eso que no me gusta decir te amo? Porqué conozco el poder de las palabras. Pero hay días en que puedo animarme a decir: ¡te amo por este instante! Y decirlo así, para que quede claro que es solo por un momento, que no se trata de un compromiso, ni una rutina ensayada para la eternidad.

Deberíamos darnos el valor de decir te amo. Y darnos también la libertad de decir: Te amo, pero ya no ronques. Te amo, pero no te comas mis palomitas. Te amo, deja que me ponga tu piyama. Te amo, pero tenme paciencia.

Y no es que uno condicione el amor, esta precisión sólo es cuestión de gramática.

EL OTRO LENGUAJE


Intenta nombrar, no el otoño, sino la magia de las hojas cayendo sobre el viento. Intenta nombrar, no el mar, sino el castillo de sal sobre las olas; no el amor, sino la ansiedad de entregarse y creer en el destino. Intenta nombrar toda la belleza del mundo; y a veces las palabras no te alcanzan.

No hay como describir los sonidos de las hojas cuando se arremolinan contra el suelo; ni cómo explicar el sonido de cristales cuando el mar estalla. Intenta describir el sonido de la lluvia que cae sobre la hierba, del sol cuando se esconde entre las piedras, de las caricias cuando hacen callar el miedo; y a veces es imposible.

Debería haber otro lenguaje, hecho de silencios y miradas. Un lenguaje de silencios; un silencio universal que exprese lo que siento.

Que importa si el sonido nunca llega, si son mis manos las que hablan, si son mis ojos los que escuchan. Sólo espero que no me canse de expresar y que nunca tenga que mentir. Que aquellos que tienen voz nunca tenga que callar. Y que aquellos que puedan oír quieran entender.

CLIC - BANG - BUM


Lo único constante es el silencio; la urgencia por decir algo y la imposibilidad de hacerlo (por no encontrar la forma adecuada).

Para romper este silencio comenzaré por hacer sonidos: clic, bang, bum. Después intentaré con palabras cortas; con todos los monosílabos que utilizo cuando me enamoro: tú, yo, sí, no, tal vez.

SOLEDAD

Esta soledad es distinta;
no es un vacío,
es la ausencia.
Ya no hay motivos suficientes.
Atrás quedaron la poca edad
y el desconcierto,
pero me siento solo.
Con una soledad que no me paraliza;
sin embargo duele,
quedito,
debajo de las uñas,
en una parte mínima del cuerpo.
Todos los fantasmas duermen,
reposan tranquilos
en las arrugas de mi frente
y la tela gastada de mi abrigo.
Sin embargo
algo me asusta por las noches.
La oscuridad se puebla
de catástrofes,
de historias inconclusas,
de migajas y cenizas.
Ya no soy el mismo.
Esta soledad es otra,
ni siquiera agonía o descontento.
Esta soledad es el niño de ojos tristes
que nunca dirá mi nombre.





UN VIAJE

A veces tengo miedo
y callo;
parto hacia otro rumbos,
me alejo.
Inicia el verano.
Extiendo las alas;
dibujo las rutas,
los mares,
el viento.
Hoy tomo un camino
distintito,
distante,
incierto.
Alguien espera.
Los mapas revelan
un viaje,
mi destino;
la respuesta.

MI CORAZON

Mi corazón te busca,
te llama en la distancia.
Mi corazón inventa excusas.
Escribe un inventario
de los días,
los silencios,
las palabras,
las miradas.
Mi corazón no entiende,
(ni sabe)
pero intuye.
Mi corazón cree,
espera,
cae,
se levanta.
Mi corazón
es un niño esperanzado,
un anciano que mira a la ventana.
Mi corazón es algo que sucede,
una casualidad que espera.
Mi corazón es un espejo,
un círculo de plata que nadie habita.
Mi corazón es
para que tú seas
(conmigo).